“La primera celebración del 24 de enero como “Día Internacional de la Educación” es una buena ocasión para plantearse preguntarse clave: ¿cuáles son las barreras que todavía existen para que los niños, niñas y adolescentes puedan acceder al sistema escolar en igualdad de condiciones?”
– H. Álvaro Sepúlveda, FMSI Child Rights Advocacy Officer
Hoy se celebra el primer Día Mundial de la Educación, una ocasión para celebrar “el rol de la educación en la paz y el desarrollo”.
El derecho a la educación es un derecho humano reconocido internacionalmente en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 y está respaldado por al menos otras 6 convenciones. A pesar de esto, un Informe de los “Objetivo de Desarrollo Sostenible de la ONU”, de 2018, señala que un total de 617 millones de niños, entre 6 y 11 años (es decir, el 58% de los niños y adolescentes en este grupo de edad), no alcanzan los niveles de suficiencia requerida en lectura y la matemática, que son las capacidades básicas de la educación.
En las últimas décadas se ha progresado bastante, pero no lo suficiente como para alcanzar el Objetivo de Desarrollo Sostenible número 4, que significa “ofrecer una educación de calidad, justa e inclusiva, con oportunidades de aprendizaje para todos”.
En 11 años de actividad, FMSI ha entrado en contacto con cientos de comunidades de todo el mundo y ha visto los problemas que dificultan el logro de este objetivo. A continuación, hacemos una breve descripción de las barreras que tienen los niños para acceder a la educación.
Gastos escolares: a pesar de que la Declaración Universal ha declarado que la educación primaria debe ser gratis y obligatoria para todos, y ha invitado a los Estados a promover la educación superior gratuita, a veces, se observa lo contrario. La educación primaria es gratis, pero los gastos escolares que las familias deben afrontar son numerosos: uniformes, materiales educativos y transporte, son uno de los ejemplos.
Los Hermanos de Venezuela mencionan que la inflación galopante ha hecho que las familias, – incluso las que están mejor económicamente -, piensen antes gastar y elijan: ¿comprar comida, agua y medicina o útiles escolares?
En algunos lugares, la tasa de alfabetización es muy baja. Este es el caso de los Santals en India, cuya población adulta no han recibido ningún tipo de educación y se dedica a trabajar sólo en las plantaciones de arroz porque no tienen otras posibilidades. Con la ayuda de los Hermanos, los niños y los adolescentes viven ahora en un espacio seguro donde pueden estudiar y divertirse, liberándose a través de la educación, de un futuro de esclavitud.
El acceso a la educación también puede estar limitado por el lugar donde se vive. En algunas zonas rurales, las escuelas se encuentran muy lejos de las casas y son precarias. Este es el caso de los niños que viven en Mirtinga, una aldea casi perdida entre las plantaciones de Bangladés, donde la escuela más cercana está a una hora de distancia, y los niños pasan más tiempo caminando – ida y vuelta de sus casas a la escuela – que asistiendo a las clases. Ante esta situación, FMSI apoya el “Boy’s Hostel” de Gianosdor: una estructura familiar donde los estudiantes pueden vivir y estudiar.
¡Y no puede haber un sitio peor para los niños que una zona en guerra! Por esta razón, los Maristas Azules en Alepo, y los Hermanos Maristas junto con los Hermanos de La Salle, en Líbano, tratan de mejorar la situación de los niños, garantizándoles una educación adecuada.
En muchos de los países donde los Hermanos están presentes, el trabajo infantil es una epidemia. Muchos niños y adolescentes trabajan de manera ardua para contribuir a las necesidades de la familia. Y desafortunadamente, en muchos casos, el trabajo infantil se convierte en tráfico de niños y prostitución. Un ejemplo de esto son los niños “restavec” en Haití, cuyos padres los entregan por dinero a las familias acomodadas, para que trabajen en sus casas. Tras una investigación, los Hermanos han descubierto que esto es una forma de esclavitud infantil, porque – en varios casos – los niños no solo son tratados como esclavos, sino también son explotados sexualmente por parte de sus empleadores.
Los casos presentados son algunas de las barreras que FMSI ha encontrado en 11 años de trabajo. Al respecto, creemos que los gobiernos y la sociedad civil deben reflexionar sobre la situación de los niños, si desean garantizar este derecho, que es una puerta de entrada a todos los derechos.