A medida que la crisis en Siria entra en su décimo año, la situación humanitaria sigue siendo muy crítica. Millones de personas han sido desplazadas de sus hogares y aquellos que aún permanecen están luchando por el acceso a alimentos y servicios básicos de salud. El costo de vida es muy costoso. El desempleo alcanza al 50% de la población, el 75% de las familias viven por debajo del umbral de pobreza y sobreviven gracias a las ayudas proporcionadas por varias ONG. Los adultos mayores se encuentran entre los más afectados por esta crisis: en los últimos 9 años, millones de sirios emigraron o se refugiaron en los países vecinos. La mayoría eran adultos jóvenes. Muchos padres, principalmente ancianos, se quedaron solos sin la presencia y la asistencia de sus hijos; y se las arreglan para sobrevivir.

Con la pandemia del covid-19 y las medidas preventivas para limitar la propagación de la enfermedad, muchas personas se han quedado solas y carecen de los medios para alimentarse porque son ancianas, se encuentran postradas en una cama, están enfermas o en condiciones de extrema pobreza. La mayoría de ellas sufren depresión y trastorno de estrés postraumático.

OBJETIVO DEL PROYECTO:

El proyecto consiste en preparar comidas calientes en el centro marista y distribuirlas con pan y fruta diariamente a estas personas en situación de vulnerabilidad. Los voluntarios se acercan a su vivienda para darles las comidas y ayudarlos con otras necesidades. Con este proyecto queremos demostrarles nuestra solidaridad y transmitirles que no están solos ni abandonados.

El personal del proyecto ha sido seleccionado entre los beneficiarios de otros programas de los Maristas Azules: 5 mujeres desplazadas que son buenas en la cocina y un hombre que se encarga de la compra de los productos alimenticios. Estas 6 personas trabajan bajo la supervisión de la Sra. Leyla Antaki Moussalli, una de las 3 líderes de los Maristas Azules.

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