La Administración Autónoma del Noreste de Siria, más conocida como Rojava, es una región autónoma de facto en el norte y noreste de Siria, no reconocida oficialmente por el gobierno sirio. Formado en 2012, es considerado por los nacionalistas kurdos como una de las cuatro partes del Kurdistán (turco, iraquí, sirio e iraní). Ante el estallido de la sangrienta guerra civil siria en 2012, la región kurda de Rojava se declaró autónoma y desde el año siguiente experimenta una forma de autogobierno inspirada en los principios de democracia, igualdad de género, multiculturalidad, inclusión y ecología.

Un experimento único en el mundo en un Oriente Medio azotado por la guerra, la represión brutal y el fundamentalismo. En 2014, los tres cantones (Cizîrê, Kobane, Afrîn) adoptaron una carta legal válida para toda la sociedad, el Contrato Social: un documento sin precedentes en Oriente Medio, que rechaza el autoritarismo, el militarismo, el centralismo y la injerencia de la autoridad religiosa en la vida civil de los ciudadanos de las diferentes comunidades, al tiempo que protege cada peculiaridad cultural. Mediante el Contrato o Carta de Rojava, los kurdos sirios han creado un sistema político que no es un Estado, sino una unión de asambleas populares confederadas. El objetivo es una sociedad basada en la coexistencia de diferentes culturas y religiones, la ecología, el feminismo, la economía social y la autodefensa popular. La carta de Rojava defiende la libertad de religión, pero separa categóricamente la religión del Estado, con el objetivo secular de construir un sistema político y administrativo que garantice la convivencia pacífica de acuerdo con los principios de libertad, justicia, dignidad y democracia. El modelo implantado en Rojava tiene tres aspectos principales: 

  • Confederalismo democrático
  • Feminismo
  • Ecología Social

CONFEDERALISMO DEMOCRÁTICO

Para entender el confederalismo democrático, hay que trasladarse un poco al otro lado de la frontera, al sureste de Turquía, de mayoría kurda, donde, en 1978, Abdullah Öcalan fundó el marxista-leninista PKK (Partido de los Trabajadores Kurdos) con el objetivo de crear un Estado socialista kurdo independiente dentro de las fronteras turcas. A mediados de la década de 1980, comenzó un sangriento conflicto con Ankara que convirtió al PKK en la principal amenaza para la seguridad nacional turca. En 1999, Öcalan fue detenido y encarcelado, y hoy en día sigue en total aislamiento. La discriminación de las mujeres, según el líder del PKK, tiene sus raíces en la estructura patriarcal de la sociedad moderna y en la unión histórica que ha hecho con la cultura militar. Esta combinación ha hecho que la pertenencia a la clase militar, y en consecuencia el hecho de ser hombre, garantizara el reconocimiento de una especie de ciudadanía de primera clase, convirtiendo los patrones típicos de agresión masculina en un término de comparación socialmente aceptado a través del cual medir la capacidad del soldado y, en general, del hombre. Dicha concepción ha llevado a la idealización del concepto de masculinidad, visto como vinculado a la fuerza y a la actividad bélica, feminizando, por el contrario, el concepto de “debilidad”, visto como ajeno a la parte masculina de la sociedad. De ahí una lectura sexista de la guerra, que considera a los hombres como los únicos actores legítimos en ella, y que ha llevado a las mujeres a participar poco en las propias guerras, o a desempeñar un papel absolutamente marginal en ellas. La solución que Öcalan propone es recuperar los valores de la sociedad orgánica y, al menos, parte de su estructura organizativa. Esto es posible derrocando el patriarcado y garantizando la igualdad sustancial entre hombres y mujeres. La recuperación del principio del poder femenino, más horizontal que el poder típicamente vertical del varón, es posible gracias a la nueva centralidad que adquiere la mujer en la vida pública. Las asambleas permiten una politización casi total de la vida colectiva: de la administración a la justicia, de la defensa a la economía. De ahí el concepto de “democracia”. Lo importante es que la asamblea popular individual tenga siempre la mayor libertad de acción posible. De ahí el nombre de “confederalismo”. Este cambio rompe la mentalidad jerárquica y la idea de que cada cosa o persona que nos rodea es un objeto para nuestra satisfacción. 

FEMINISMO

En este marco histórico-político, la historia de las mujeres simboliza la gran lucha por la independencia kurda. Durante décadas, las mujeres del Kurdistán se han opuesto a sociedades y gobiernos represivos: pero sólo en los últimos años se les ha reconocido su valor en la defensa de sus territorios y su liderazgo en el gobierno local. De hecho, en Rojava, las mujeres del Partido de la Unión Democrática Kurda (PYD) han sido reconocidas por su fuerza de combate exclusivamente femenina: una fuerza real conocida como Unidad de Protección de las Mujeres (YPJ). La igualdad, la equidad y el feminismo como pilares de la sociedad permiten transformar las relaciones entre los individuos de verticales a horizontales y señalan el camino hacia formas de gobierno alternativas a la de un Estado con poder de decisión del que carecen los ciudadanos. En 2014, los criminales del ISIS habían masacrado a la población kurda tanto en el Kurdistán de Siria como en el Kurdistán de Irak, y desde entonces, unas tres mil mujeres han sido vendidas al mercado de esclavos; muchas de ellas han sido sometidas a mutilación genital en ciudades y pueblos controlados por el Califato. En todas las guerras la violación de mujeres se practica como una ofensiva militar llevada a cabo para atacar a la población civil y humillarla completamente.. Las mujeres kurdas siempre han desempeñado un papel muy importante en la lucha por la liberación, tanto en la historia antigua como en la reciente, habiendo luchado siempre en todos los campos como hermanas, como madres y esposas, al lado de sus hombres, y convirtiéndose así en protagonistas del cambio. La clave del papel de las mujeres kurdas es la de una “revolución dentro de la revolución”, un concepto sano y puro de la solidaridad femenina, el espíritu de equipo, la familiaridad y la unidad para la protección y el respeto de los derechos que no sólo forman parte de la vida de las mujeres, sino de todo ser humano. La condición femenina kurda representa, un elemento progresista en la zona de Oriente Medio de momento que la cultura kurda rechaza a priori la tradicional inferioridad de la mujer, perpetrada en el mundo islámico. Las mujeres kurdas han recorrido un largo camino; el parlamento está formado por un 30% de mujeres, hay ministras, los principales partidos políticos incluyen mujeres en su dirección, así como una mujer es la presidenta del parlamento regional, una rareza en Oriente Medio. Los crímenes de honor se consideran asesinatos, la trata de personas, la mutilación genital femenina y el matrimonio infantil están prohibidos, y la poligamia está permitida, ya que está aceptada en el Islam, pero sólo respetando las normas más 

estrictas. Desde el estallido de la guerra en Siria, hace diez años, las páginas de los periódicos se han llenado con los rostros orgullosos de las combatientes kurdas. El asombro inicial del público ante estas jóvenes camufladas ha despertado sin duda la curiosidad e incluso la admiración en el mundo occidental, al tiempo que ha despertado un sentimiento que siempre ha estado alejado de una profunda conciencia del horror de la guerra

ECOLOGÍA SOCIAL

El tercer punto es la construcción de una sociedad totalmente ecológica y respetuosa con el medio ambiente. Aunque otros temas puedan parecer más importantes, sin la centralidad de una cuestión ecológica, la vida en la región no sería posible, ya que también afecta en gran medida a los aspectos económicos. Los monocultivos, por ejemplo, han provocado consecuencias medioambientales ya que hay que importar verduras y frutas de otra región, lo que afecta a la economía local. La descentralización y la aplicación de la autonomía en la agricultura se convierten, en parte de la solución de un problema económico. Las comisiones de ecología se construyen en todos los niveles del sistema municipal. En este proceso se pone de manifiesto que no hay acuerdos de arriba abajo, sino opciones compartidas con el objetivo de crear estructuras de base capaces de apoyar y tratar la cuestión ecológica. Se han dado pasos adelante, en términos de educación medioambiental, mediante la creación de varios parques naturales. Sin embargo, en una situación como la de la guerra civil siria, entre el conflicto con el ISIS y la amenaza turca, sigue siendo muy difícil para la Administración Autónoma del Norte y el Este de Siria aplicar rápidamente la vía de transformación al nuevo modelo económico. Mientras que la cultura del feminismo y la democracia directa han alcanzado una fase avanzada, hasta la fecha el contexto kurdo ha frenado la expansión de un sistema ecológico integrado, aunque ha habido indudables avances. En los tres aspectos analizados, el sistema político de Rojava no refleja plenamente el confederalismo democrático de Abdullah Öcalan. Si bien se han hecho grandes avances en la cuestión feminista, la construcción de una sociedad plenamente ecológica y sostenible sigue siendo una perspectiva no alcanzada -aunque en proceso de realización- y es difícil entender si las asambleas populares cuentan realmente más que la administración central. Resulta igualmente difícil entender si esto viene determinado por las dificultades objetivas inducidas por el continuo conflicto con DAESH, o si por alguna debilidad estructural inherente al confederalismo democrático.

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