Distribución de productos de primera necesidad y campaña de información sobre Covid-19

Con instalaciones sanitarias muy limitadas para 11 millones de personas, Haití se encuentra entre los países de América más vulnerables al COVID-19. Al mismo tiempo, la población, especialmente en las zonas rurales, no está informada de las medidas que hay que tomar para evitar la propagación del virus y los riesgos en las comunidades. A nivel nacional, se llevó a cabo una campaña mediante el envío de mensajes en los teléfonos móviles, pero no llegó a toda la gente, ya que muchos haitianos son analfabetos, carecen de teléfonos móviles y de la tecnología necesaria para acceder a las redes sociales.

Las familias que ya se encontraban en condiciones socioeconómicas difíciles se volvieron aún más vulnerables a medida que aumentaba la pandemia y la inseguridad alimentaria. Debido a las medidas de prevención, la gente ha tenido que quedarse en casa: muchos de ellos, que trabajan en empleos informales, han perdido sus ingresos diarios para cubrir las necesidades básicas de su familia.

OBJETIVO DEL PROYECTO:

Para responder a la emergencia sanitaria y económica, el proyecto planificó dos actividades: invertir lo antes posible en una campaña de información sobre el Covid 19 utilizando canales de comunicación accesibles a la población, y distribuir kits de alimentos e higiene a las familias más necesitadas.

Para la campaña de información, se crearon mensajes de radio y se organizaron visitas a la comunidad utilizando un vehículo equipado con un sistema de sonido y un megáfono. La campaña llegó a las comunidades de Dame Marie y Latiboliere, compuestas por 35.000 personas. El equipo de la campaña de prevención también incluía a médicos y enfermeras que durante las visitas recogían información sobre las condiciones sanitarias de la población y sobre la posible presencia de brotes de Covid para informar a las autoridades locales.

La distribución de alimentos y kits de higiene se dirigió a la población de cuatro comunidades escolares maristas, que también incluyen un grupo de niños restavek (trabajadores domésticos) que asisten a un programa especial para su reinserción en la escuela.

A través del proyecto se distribuyeron 1.485 cestas de alimentos y kits de higiene a un total de 5.940 personas, el 50% de las cuales eran niños. Los beneficiarios decidieron espontáneamente compartir parte de los bienes recibidos con vecinos y otros familiares, aumentando así el número de personas atendidas. La distribución de la ayuda de emergencia tuvo que limitarse a la población de las comunidades escolares maristas porque era la única manera de controlar adecuadamente la distribución y el buen uso de los recursos del proyecto.