Michael y numerosos niños y niñas de Betroka siempre han enfrentado la dificultad de conseguir agua potable. Cada día, antes de ir a la escuela, se ven obligados a recorrer largas distancias hasta el río para recoger el agua para beber, una actividad que no solo requiere esfuerzo, sino también implica riesgos para la salud. Durante el día escolar y después de las clases, el acceso a fuentes seguras de agua es prácticamente imposible. Recientemente, un compañero suyo se enfermó a causa del agua no potable y tuvo que interrumpir sus estudios.

Betroka, situada en el sur de Madagascar, tiene aproximadamente 210,000 habitantes. La región sur del país está atravesando una grave sequía, con precipitaciones considerablemente inferiores al promedio. Esta situación ha dejado a más de un millón de personas en inseguridad alimentaria y con escaso acceso a agua potable. La falta de acceso a fuentes de agua seguras expone a la población, en particular a niños y niñas, a enfermedades graves como cólera, tifus y hepatitis A, con consecuencias devastadoras para la salud, las actividades económicas y la calidad de vida.

En la escuela secundaria St. Vincent de Paul de Betroka, la falta de acceso a agua potable ha provocado una alta tasa de ausentismo y, en algunos casos, el abandono escolar. Las prácticas de higiene básicas, como el lavado de manos, son difíciles de llevar a cabo sin acceso al agua, lo que aumenta el riesgo de enfermedades.

El apoyo de la Fundación Prosolidar ha permitido un cambio fundamental para la comunidad. Gracias a esta intervención, se financió la construcción de un pozo con un sistema fotovoltaico para garantizar el acceso al agua potable en la escuela y en la comunidad circundante, beneficiando a un total de 22,000 personas. La construcción del pozo está casi completada, y esto permitirá finalmente que Michael, sus compañeras y compañeros, así como todos los habitantes de la zona, puedan acceder al agua potable siempre que lo necesiten. Se espera que esta intervención reduzca significativamente la incidencia de enfermedades y la mortalidad relacionada con causas hídricas, mejorando así las condiciones de vida de todos.

El acceso al agua potable no solo favorecerá una mejora en la salud de la comunidad, sino que también contribuirá a aumentar el acceso a la educación y reducirá los gastos en atención médica, permitiendo que las familias destinen sus recursos a otras necesidades, como la alimentación, la educación y el desarrollo de actividades económicas. Además, la construcción del pozo garantiza un acceso equitativo y sostenible al recurso, asegurando una adecuada gestión y protección frente a posibles daños.

Queremos expresar nuestro más sincero agradecimiento a la Fundación Prosolidar por su compromiso y por haber hecho posible este cambio fundamental para la comunidad de Betroka. Su apoyo ha tenido un impacto directo en la vida de miles de personas, mejorando su salud y sus oportunidades de desarrollo.

proyecto en cifras

22.000

Beneficiarios directos

1

Nuevo pozo construido

210.000

Ciudadanos de Betroka