Reforzar los conocimientos y los sistemas de protección de la infancia en las escuelas Maristas de Madagascar

En Madagascar, la violencia contra los niños y las niñas se considera un medio de educación, ya sea en casa o en la escuela. Además de la violencia física, hay toda una serie de situaciones que dificultan el desarrollo de los niños y niñas. De hecho, el 40% de los jóvenes malgaches declaran haber trabajado antes de los 18 años. Los padres suelen decir que los mandan a trabajar en lugar de ir a la escuela porque son pobres. Hacer trabajar a sus hijos es lo que les hace pobres, al perpetuar un ciclo en el que la educación y la posibilidad de ascender socialmente no se contemplan. Las niñas son aún más vulnerables a esta violencia. El matrimonio precoz forma parte de la tradición malgache y es un problema para las menores y para el País. Más de un tercio de las chicas de entre 15 y 19 años ya están casadas o en pareja y el 30% de las menores de la isla tienen un hijo, según una clasificación del Atlas Mundial 2015. Esta cifra llega hasta el 50% en algunas zonas de la capital. Otra estadística alarmante es la creciente tasa de explotación sexual de niñas con fines comerciales, sobre todo cerca de los yacimientos petrolíferos y mineros. Los Hermanos Maristas, en virtud de su experiencia en el contexto de Madagascar, se han encontrado con varios problemas que afectan a los niños y niñas en las diferentes regiones del País:

1. Maltrato infantil
2. Los matrimonios precoces
3. Diversas formas de adicciones
4. Soledad
5. Familias rotas
6. Falta de actividades de ocio

Las siguientes estadísticas de una Encuesta Nacional ponen aún más de relieve la prevalencia de la violencia contra los niños y niñas en Madagascar:

1. El 86% de los niños y niñas han experimentado alguna forma de disciplina violenta en el hogar;
2. El 62% de las madres u otros cuidadores piensan que el castigo físico es necesario para criar y educar adecuadamente a los niños y niñas;
3. El 24% de las chicas de 15 a 19 años han sufrido violencia física y el 10% violencia sexual por parte de su pareja;
4. Más de la mitad de los jóvenes han sufrido violencia en la escuela.

En este contexto, este Proyecto desempeña un papel especialmente importante y significativo en la protección de los derechos de los niños.

OBJETIVO DEL PROYECTO:

Para poder responder a los nuevos desafíos globales, en particular a los que afectan a los niños y niñas malgaches, es necesario preparar a los Maristas y a otras Congregaciones para trabajar en la educación de los niños y niñas y para ser activos y proactivos en la protección de la infancia, abordando cualquier cuestión relacionada con los niños y niñas con un enfoque de derechos del niño, proporcionándoles una formación holística y competencias. En este marco, este proyecto promueve la participación de 660 personas (Maristas, La Sallians Hijas de San Vicente de Paúl, San José de Cluny, Hermanas del Buen Pastor) en un curso de formación de 8 sesiones en 6 lugares dentro de 7 Escuelas Maristas en todo Madagascar que les permitirá adquirir conocimientos y habilidades en la protección de la infancia y los derechos del niño. Esta iniciativa en Madagascar es una parte vital de la presencia estratégica marista en África, para mejorar sus servicios educativos en todo el País. El proyecto pretende implicar a todos los educadores y al personal que trabaja directamente con los niños y niñas en las escuelas. Los contenidos del programa incluirán conocimientos técnicos sobre los derechos de los niños, la protección de la infancia, el aprendizaje de la prevención del abuso, el apoyo psicosocial profesional a través de asesoramiento individual y de grupo proporcionado por psicólogos clínicos, niños y jóvenes implicados en bandas. El programa también pretende mejorar la capacidad emocional y psicosocial de educadores y profesores para su beneficio y para atender mejor a los niños y niñas vulnerables y a sus familias. Es necesario proporcionar asesoramiento práctico sobre la gestión del comportamiento, el tratamiento de casos a menudo complejos y difíciles, incluido el maltrato infantil, y mejorar las aptitudes de educadores y profesores para promover los derechos del niño y niñas.