En la actualidad, más de catorce mil personas, en su mayoría procedentes de Venezuela y nativos wayuu, viven en La Pista, el mayor asentamiento humano de América Latina situado en un antiguo aeropuerto de Maicao, Colombia. Pero eso no es todo: a lo largo de los años también ha llegado gente de Líbano, Siria y Palestina, como atestigua una de las mezquitas más grandes de América Latina, que se encuentra allí mismo, en Maicao. A diferencia de otros asentamientos en terrenos privados, La Pista fue durante mucho tiempo una parcela municipal abandonada. 

Poco a poco, la gente ha invadido las calles de Maicao: han construido chozas de plástico, madera y escombros bajo un cielo cubierto por una maraña de cables eléctricos, con un sol hirviente que puede superar los 40 grados y un viento que lleva el polvo a todas partes. 

Son muchos los habitantes de La Pista que viven en condiciones extremas: familias numerosas, incluso de más de 10 personas, que sólo tienen una comida al día y viven en chabolas minúsculas, en medio de un calor incesante y frecuentes lluvias torrenciales. 

Además, carecen de agua potable, no tienen acceso a los servicios y las instalaciones eléctricas son ilegales. Hay muchos casos de víctimas del tráfico de personas, incluidos niños. Además de La Pista, hay más de cincuenta asentamientos en Maicao y sus alrededores. Sobreviven familias en condiciones extremadamente vulnerables que han elegido La Pista para salvarse y han construido sus casas en ella, pero si no se regulariza, podrían sufrir un desalojo repentino. 

“Unos días comemos, otros no”, dice Balera, sentado frente a su pequeña choza cubierta de plástico mientras sus nietos juegan a su alrededor. “Aquí no hay trabajo, no se puede hacer nada. La vida es dura aquí”. (La Pista Maicao Colombia Shantytown – The Guardian, 2023)

En 2019, nació el proyecto Corazón sin Fronteras, basado directamente en la pista Maicao. Desde hace cuatro años, Kenia Navas, originaria de Venezuela, dirige el proyecto del mismo nombre para ayudar a niños, niñas y jóvenes en sus estudios y organizando diversas actividades lúdicas. El proyecto Corazón sin Fronteras ofrece un entorno seguro a niños y niñas de 5 a 14 años. A través de numerosas actividades y talleres lúdicos y recreativos, se permite a los niños la libre expresión, el reconocimiento de sí mismos y del otro, el juego compartido, la escucha y el respeto de los demás y la interacción intercultural. 

En 2022, nació el proyecto intercongregacional de los Hermanos de Maicao, donde los Hermanos Maristas y los Hermanos Lasalianos, como ya se inició en el Líbano, trabajan juntos en Maicao para garantizar el acceso a los derechos humanos fundamentales de la población migrante, en primer lugar, la igualdad de acceso a una educación de calidad para los niños y niñas de Maicao.

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